El secreto de la longevidad femenina ya está descubierto: las mujeres viven una media de cuatro años más que los hombres gracias no sólo por hábitos más saludables, sino a una mejor genética.
Las féminas son inmunes a las mutaciones en la mitocondria del ADN presente en todas las células del cuerpo, a las que sí son vulnerables los humanos del sexo masculino, lo que explicaría su menor longevidad.
"Una diferencia significativa en la esperanza de vida entre hombres y mujeres tiene su origen en la mitocondria.
Esta diferencia no está causada por diferencias hormonales entre los sexos, como la testosterona en los hombres, o una vida con más riesgos.
Es genético", explicó Dowling. La ‘nave de energía’ que es la mitocondria, encargada de producir energía y relacionada con el proceso de envejecimiento, es heredada exclusivamente de la parte materna.
"Con esta herencia femenina de la mitocondria, ocurre que las mutaciones se circunscriben a los hombres, sin afectar nunca a las mujeres", señaló Dowling.